domingo, 12 de agosto de 2012

JAMES PARKINSON

Deterioro cognitivo y demencia en la enfermedad de Parkinson
En los escritos originales de James Parkinson (1817), se concluye que tanto los sentidos como el intelecto se encuentran dañados en esta enfermedad. Actualmente se puede constatar que los cambios en la función cognitiva y la conducta son frecuentes y forman parte integral de la presentación clínica de esta enfermedad.
El deterioro cognitivo sutil en la forma de enlentecimiento del pensamiento (bradifrenia) y en la dificultad en el hallazgo de las palabras adecuadas se produce en la mayoría de los pacientes. Esto no resulta muy significativo para el que lo padece, ni para sus familiares, dado que no dificulta sus actividades de la vida diaria ni el ejercicio de sus responsabilidades.
La DEMENCIA se refiere a un deterioro cognitivo de tal magnitud que obstaculiza las actividades cotidianas o disminuye la calidad de vida, presentándose como un síndrome de declinación global del intelecto, la memoria y la personalidad (incidencia del 20% al 44% de los pacientes). Es más común en pacientes con inicio tardío de la enfermedad (después de los 65 años). Suele hacerse evidente varios años después del inicio de los trastornos motores y con frecuencia toma la forma de dificultades de la memoria que responde a claves externas, dificultad para la planificación, distracción, enlentecimiento del pensamiento y falta de motivación.
La PSICOSIS afecta aproximadamente a un tercio de los pacientes con Parkinson, usualmente se manifiesta como sueños vívidos, alucinaciones, delirio y, en casos graves, como psicosis confusional; reduce drásticamente la calidad de vida, desencadena situaciones más traumáticas para la familia y provoca internaciones más tempranas en geriátricos y van asociadas al deterioro cognitivo. Las alucinaciones se producen en momentos en que hay poca luz (atardecer) y en la transición de un estado de conciencia a otro (al despertar). Las alucinaciones más comunes son con gente pequeña (figuras liliputienses), niños y animales. A medida que se tornan más vívidas, se pierde la capacidad de tomar conciencia sobre la irrealidad de percepción; de esta manera, el paciente puede encontrarse imposibilitado de distinguir experiencias reales de otras, alucinatorias. También puede producirse delirio paranoide y confusión.
Tomografía por emisión de positrones en un cerebro afectado de Parkinson.

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