domingo, 29 de julio de 2012

¡Sigue tu instinto! ¡Persigue tus sueños!

Decía Abraham Maslow:

"En última instancia, los músicos deben hacer música, los artistas deben pintar, los poetas deben escribir, si quieren estar en paz consigo mismo.
Lo que los humanos pueden ser, es lo que deben ser. Deben ser auténticos con su propia naturaleza."

miércoles, 25 de julio de 2012

La leyenda del caballo árabe...

"Cuando Allah quiso crear al caballo dijo al viento del Sur:

- De ti produciré una criatura que será la honra de mis allegados, la humillación de mis enemigos y la defensa de los que me atacan.

Y el viento del Sur, respondió:

- Señor, hágase según tu deseo.

Cogió Él entonces, un puñado de viento y creó el caballo, diciendo:

- La virtud inundará el pelo de tus crines y tu grupa. Serás mi preferido entre todos los animales, porque te he hecho amo y amigo. Te he conferido el poder de volar sin alas, ya sea en el ataque o en la retirada. Sentaré a los hombres en tu grupa y rezarán, me honrarán y cantarán aleluyas en mi nombre. Ahora ¡ve! y vive en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches. ¡Sacrifícate! y aprende a resistir la tentación del agua, broncea el color de tu cuerpo, aligera tus músculos de grasa, porque del viento vienes y viento debes ser en la carrera".

FUENTE: "El sanador de caballos". Gonzalo Giner (Planeta Madrid, 2010).

domingo, 1 de julio de 2012

PECADO CAPITAL

LA SOBERBIA...
O lo que es lo mismo: la falta de humildad, la actitud de autoadorarse, la trampa del amor propio...síntomas: prepotencia, jactancia, vanagloria, egocentrismo...

Según Enrique Rojas, hay dos tipos: la que se vive como pasión, y la percibida como sentimiento (más atenuada). Emerge en alguien que realmente tiene una cierta superioridad en algún plano destacado de la vida,sobresale en alguna faceta y sobre una cierta base. Consiste en una deformación de la percepeción de la realidad sobre uno mismo por exceso, de forma que dejamos de ver nuestros defectos.

No es lo mismo: soberbia, orgullo y vanidad...
El orgullo es más emocional. Es una alta opinión de uno mismo mediante la cual la persona se presenta con una superioridad y un aire de grandeza extraordinario. Puede ser lícito y hasta respetable. Decía Luis Vives que «es un amor a uno mismo por méritos propios».

La palabra vanidad procede del latín “vanitas,-tatis”, que significa falto de sustancia, hueco, sin solidez. Mientras la soberbia es concéntrica, la vanidad es excéntrica. La primera tiene su centro de gravedad dentro, en los territorios más profundos de la arqueología íntima. La segunda es más periférica, se instala en los aledaños de la ciudadela exterior. La soberbia es subterránea. La vanidad está en la pleamar del comportamiento.

Síntomas:
- Aire de suficiencia que refleja un bastarse a sí mismo y no necesitar de nadie. Engreimiento que esculpe y hace hierático el gesto y lleva al hábito altanero.

- La borrachera de sí mismo tiene su génesis de una zona profunda e íntima donde se elabora esa superioridad. Las manifestaciones más relevantes son: susceptibilidad casi enfermiza para cualquier crítica con un cierto fundamento; gran dificultad para pasar desapercibido; tendencia a hablar siempre de sí mismo, si éste no es el tema central de conversación, enseguida decae su interés en la participación y el diálogo con los demás; desprecio olímpico hacia cualquier persona que aflore en su cercanía y de la que se pueda oír alguna alabanza.

- La soberbia entorpece y debilita cualquier relación amorosa. Cuando alguien tiene un amor desordenado a sí mismo como el descrito, es difícil darse a otra persona y poner los sentimientos y todos sus ingredientes para que esa relación se consolide. Esto hace casi imposible la convivencia, volviéndola insufrible, pues reclama pleitesía, sumisión, acatamiento y hasta servilismo. No podemos olvidar, que para estar bien con alguien, para establecer una relación de convivencia estable y que funcione hace falta estar primero bien con uno mismo.

- En la soberbia se hospeda una obsesión exagerada por uno mismo, que ha ido conduciendo a una excesiva evaluación del propio mérito. Y afloran términos como alardear, jactarse, vanagloriarse.

Lo contrario de la soberbia es la humildad. Todo el edificio de la persona equilibrada se basa en una mezcla de humildad y autoestima. La una no está reñida con la otra. Una persona que reconoce sus defectos y lucha por combatirlos y a la vez, tiene confianza y seguridad en sus posibilidades.

Sólo el amor puede cambiar el corazón de una persona. Cuando hay madurez, uno sabe relativizar la propia importancia; ni se hunde en los defectos ni se exalta en los logros. Y a la vez, sabe detenerse en todo lo positivo que observa en los que le rodean. Saber mirar es saber amar.

A lo sencillo se tarda tiempo en llegar.


FUENTE: Dr. Enrique Rojas.